Guatemala es una economía pequeña. Su importancia para el mundo (especialmente para Estados Unidos) radica en su posición geográfica. Guatemala se encuentra geográficamente muy cerca del que sigue aún siendo el mercado más grande del mundo. La macroeconomía guatemalteca ha mostrado a lo largo de los años una estabilidad sin igual, comparada con otros países de la región. Las últimas cifras indican que no hay indicios de que la macroeconomía del país esté pasando por momentos diferentes: la estabilidad continúa.
Guatemala es una economía pequeña. Su importancia para el mundo (especialmente para Estados Unidos) radica en su posición geográfica. Guatemala se encuentra geográficamente muy cerca del que sigue aún siendo el mercado más grande del mundo. La macroeconomía guatemalteca ha mostrado a lo largo de los años una estabilidad sin igual, comparada con otros países de la región. Las últimas cifras indican que no hay indicios de que la macroeconomía del país esté pasando por momentos diferentes: la estabilidad continúa.
El PIB es muy estacional trimestralmente, y el crecimiento anual es muy estable y poco volátil. Algo que sí ha sido noticia en los últimos dos años, y continúa este año (hasta el mes de mayo inclusive), es la tendencia a la apreciación del tipo de cambio. Con los precios de los commodities principales de exportación a la baja (azúcar, hule y otros), podría pensarse en un efecto contrario al que se está constatando. Pero, de acuerdo con los números publicados de la balanza de pagos, las remesas siguen creciendo y, a pesar del déficit en cuenta corriente (crecimiento de importaciones constante), el crecimiento en inversión extranjera (apuntalado más que por nuevas inversiones, por la reinversión de utilidades retenidas) sobrecompensa dicho déficit. De seguirse comportando como se han comportado, aparentemente inmunes al riesgo país, el tipo de cambio podría seguir apreciándose. Esta apreciación (una disminución en escala de quetzales por dólares) no implica que la estacionalidad no se siga marcando. La estacionalidad pareciera seguirse marcando. La primera incógnita es esta: ¿Cambiarán los recientes eventos políticos el riesgo percibido por los inversionistas internacionales y modificarán la balanza financiera de Guatemala?
Guatemala tiene otra incógnita importantísima de cara al futuro: El banco central siempre ha sentido orgullo por el manejo de la inflación, el tipo de cambio y las tasas de interés durante muchos años. Es cierto que solamente en relación con otros países latinoamericanos. Pero ¿es sostenible a largo plazo su manejo de la inflación y la liquidez permanente que inyecta al sistema? Es importante ver la sección del informe sobre la auditoría del banco central. Además, la estructura jurídica de Guatemala, la situación del Estado de derecho y el comportamiento del banco central generan consecuencias en el comportamiento del sector bancario. En Guatemala el crédito tiene la tendencia a financiar el consumo y actividades cercanas al consumo. ¿Será esto —sin desearlo explícitamente— una forma de perpetuar la pobreza? ¿O una forma no intencionada de mantener a Guatemala subcapitalizada?