La economía española ha mantenido un crecimiento sólido durante el segundo semestre del 2015, pese a las turbulencias financieras del verano o la desaceleración del crecimiento global. Los impulsos externos han venido del ahorro energético, derivado de los bajos precios del petróleo y el descenso en los costes de financiación.
La economía española ha mantenido un crecimiento sólido durante el segundo semestre del 2015, pese a las turbulencias financieras del verano o la desaceleración del crecimiento global. Los impulsos externos han venido del ahorro energético, derivado de los bajos precios del petróleo y el descenso en los costes de financiación.
En clave nacional, lo más destacable del entorno es la incertidumbre política, dados los resultados de las elecciones generales del 20 de diciembre. Todavía es pronto para identificar con precisión su impacto sobre las decisiones de los agentes económicos. Si es cierto que hemos identificado un descenso en la inversión extranjera directa en España, preferimos ser cautos al hacer este análisis.
Por el momento, con los datos de que disponemos y que mostraremos a continuación en nuestro informe, la economía española mantiene un tono positivo—matizado por las sombras de la incertidumbre política—, con un crecimiento estable en términos anuales alrededor del 3%. Con todo, no deben pasarse por alto los riesgos y vulnerabilidades que enfrenta. Y más, si somos conscientes de que el actual entorno favorable de costes de financiación a la baja y el petróleo muy barato no durarán siempre.