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¿Qué es el techo de deuda y por qué es un sinónimo de default en EEUU?

A pesar de que se considere la deuda soberana de Estados Unidos como una de las más seguras del mundo (con calificaciones: Aaa, AA+ y AAA. Según Moody´s, S&P y Fitch respectivamente), a inicios del mes de octubre de 2021 el panorama era un tanto más pesimista. Esto debido a que la secretaría del Tesoro, Janet Yellen, planteaba la posibilidad de una recesión no solo en Estados Unidos si no en todo el mundo como consecuencia del posible default en el que caería el país al alcanzar el límite de deuda el 18 de octubre.  Esto ocurría si el congreso no llegaba a un acuerdo para poder aumentar el techo de la deuda.

Aunque el tema ha sido el titular de la gran mayoría de periódicos o noticias a inicios de octubre, no es la primera vez que esto sucede y seguramente no será la última. Desde su creación e implementación, el debate sobre la expansión, o no, del techo de la deuda en Estados Unidos ha estado directamente vinculado a la posibilidad de un impago.

¿Qué es el límite de la deuda?

El límite de deuda o también conocido como el “techo de la deuda” hace referencia al monto máximo de fondos que el gobierno puede pedir prestado para poder cumplir con sus obligaciones ya existentes como: seguridad social, beneficios médicos, salarios del ejército, intereses de la deuda ya emitida, etc. Es importante aclarar que el aumento de este techo de deuda se hace con el objetivo de poder hacer frente a obligaciones ya existentes y no para financiar nuevos gastos. Antes de 1917, este límite de deuda no existía y fue durante la primera guerra mundial cuando el congreso lo implementó para mantener “controlado” el nivel de endeudamiento de EEUU. Desde su implementación, este techo ha ido aumentando constantemente a medida que el endeudamiento del país se acerca a su límite.

Históricamente, la deuda federal se comportó de forma relativamente estable desde mediados de la década de los 60s hasta 1975. A partir de ese momento, el nivel de endeudamiento empezó a aumentar con mayor velocidad. Desde 1966 hasta 1975 la deuda total creció, en promedio, un 6.3% anual. Posterior a esa fecha, el crecimiento anual fue del 11.3% hasta inicios de los 90s. Después de haber experimentado un crecimiento elevado durante casi 20 años, desde 1994 hasta la pandemia del COVID-19 (excluyendo los años de la crisis inmobiliaria 2008-2012) la deuda total de Estados Unidos había crecido anualmente a un ritmo promedio de 5.1%.

Actualmente el nivel de deuda federal de Estados Unidos, se encuentra en $28.5 billones de dólares. Como se aprecia en la gráfica 1, la deuda federal ha ido incrementando a lo largo de los años y por consiguiente el aumento del techo de la deuda es necesario para evitar que el país entre en default. Cosa que nunca ha ocurrido en la historia de Estados Unidos. Es cuestionable qué tan útil es contar con un límite de deuda si constantemente se está incrementando.

¿Es necesario extender el límite de la deuda Soberana? 

A lo largo de la historia, desde 1917 cuando empieza a utilizarse esta herramienta fiscal, el límite de la deuda se ha aumentado en nada menos que 78 ocasiones. Estos incrementos en el límite de lo que se puede endeudar el país se realizan, en su mayoría, cuando el nivel de la deuda federal se acerca a los límites estipulados (Ver Gráfica 2).

El peligro de no extender el techo de la deuda, como hemos mencionado, es el impago de las obligaciones financieras de EEUU. Este impago o default causaría que la calificación de la deuda soberana estadounidense cayese en picado. Si la deuda que actualmente se considera libre de riesgo sufre una disminución en su calificación, los agentes económicos empezarían a demandar una prima de riesgo como compensación al riesgo que estarían tomando al prestar al gobierno de EEUU. Esto terminaría causando un aumento en la tasa de interés de los bonos del tesoro y una subsiguiente pérdida de credibilidad en el dólar (aspectos fiscales contaminan aspectos monetarios).

¿Es útil contar con un límite de deuda en EEUU? 

Podemos partir de lo que comentaba el CEO de JPMorgan en una entrevista con CNN donde mencionaba lo siguiente: “Creo que todo esto está equivocado y un día deberíamos tener un proyecto de ley bipartidista y deshacernos del techo de la deuda. Es pura política”. En términos más prácticos, contar con un techo de deuda hace mucho más rápido y fácil que el departamento del tesoro de Estados Unidos emita nueva deuda cuando lo necesite sin la necesidad de que el congreso la apruebe (siempre y cuando se esté por debajo del límite).

El argumento más recurrente en contra del límite de la deuda es que nunca se respeta. No importa cual sea el nuevo monto del techo de la deuda, cuando el nivel de endeudamiento se acerque al límite va a suceder lo mismo que está ocurriendo en este momento: el tesoro pedirá al congreso la ampliación del límite de la deuda y el congreso, a menos de que quiera que se entre en default, accediera. 

La parte negativa de cómo funciona actualmente este mecanismo es que al acercarse a los límites de endeudamiento, los mercados financieros empiezan a experimentar cierto pánico. Este pánico financiero aumenta cuando la posibilidad de impago es cada vez mayor. Bajo estas circunstancias, la gran mayoría de entidades financieras deben prepararse para la crisis financiera que tendría lugar si el impago ocurriese. Esto implica la búsqueda de una posición patrimonial más líquida para poder hacer frente a sus obligaciones más a corto plazo.

Esto último no presentaría un problema para la gran mayoría de entidades financieras si el plazo de sus activos fuera igual, o muy similar, al plazo de sus pasivos. Esto no sucede desde principios del siglo XX. El surgimiento de la banca moderna implicó la creación de entidades financieras híbridas. Estas nuevas entidades financieras operan tanto en el mercado monetario (normalmente a corto plazo) como en el mercado de capitales (generalmente a largo plazo). Esto causaría que, casi como requisito para poder competir en el mercado, la banca moderna debe estar descalzada en plazos.

El descalce de plazos es un problema cuando se necesita liquidez de forma súbita. Para poder obtener esa liquidez, los bancos pueden recurrir a varias opciones: préstamos interbancarios, venta de activos o préstamos del banco central. Las primeras dos opciones son válidas siempre y cuando el problema no sea sistémico, pero este no es el caso. Esto llevaría a los bancos a posibles ventas de emergencia de activos (a descuento) que causarían problemas de insolvencia con la posibilidad de un rompimiento del precio par (precio base monetaria / precio depósitos). Obviamente, antes de que esto siquiera sea un tema de conversación, el banco central otorgaría préstamos para proveer la liquidez necesaria.

¿Qué le espera a Estados Unidos?

Técnicamente, el último aumento del límite que el congreso aprobó en 2019 (22.03 billones de dólares) se alcanzó a finales de julio del presente año. A partir de ese momento, el departamento del tesoro ha tenido que recurrir a medidas extraordinarios para evitar el impago.  Estas “medidas extraordinarias” (herramientas de contabilidad fiscal que frenan algunas inversiones gubernamentales para poder hacer frente a las obligaciones más cercanas) no eran una opción sostenible y el país se habría quedado sin fondos a finales del mes de octubre.

Esto llevó a que el 14 de octubre se aprobará el aumento del límite a 28.9 billones de dólares. Aunque este aumento le de cierto respiro al sistema financiero y a la economía en general, el 3 de diciembre (fecha hasta la que se acordó extender el techo de deuda) el tema de discusión será el mismo: el tesoro solicitará al congreso el aumento del límite de deuda para evitar un impago y el congreso no tendrá otra opción que aceptarlo.

Y aunque el congreso ofrezca cierta resistencia a volver a extender el límite, seguirán surgiendo medidas alternas para evitar caer en un default. Si algo no se les puede criticar ni al departamento del tesoro ni a sus asesores es su creatividad.

Si en dado caso el congreso pusiera cierta resistencia a expandir el límite de deuda en diciembre, el Departamento del Tesoro podría recurrir a la acuñación de una moneda de un billon de dólares. Aunque esta medida suene poco ortodoxa, es totalmente legal. Esto es debido a que una ley de 1996 le permite a una división del Departamento del Tesoro, emitir monedas conmemorativas de platino sin límite alguno en su denominación. En el momento en el que el departamento del tesoro ordene su acuñación, esta moneda sería depositada en la Reserva Federal, abriendo una cuenta por un billón de dólares respaldada por dicha moneda.

Espero que no se tenga que llegar a tal punto pero no parece existir otras alternativas. Aunque no parezca una solución que esté encima de la mesa, siempre queda la opción de disminuir el nivel de endeudamiento paulatinamente. De no ser así, en los próximos meses no me sorprendería ver titulares sobre el aumento del límite necesario para evitar una crisis inminente (como ha ocurrido recientemente y muchas otras veces en el pasado) o el surgimiento de nuevas estrategias como la de crear una estatuilla de Biden hecha de oro para poder esquivar al congreso y seguir cumpliendo con las obligaciones financieras del país.

Conclusiones

La preocupación sobre el posible default debido al límite de la deuda es un tema más político que monetario. La naturaleza del sistema financiero actual, el tamaño de los bancos comerciales y de inversión y el nivel de globalización han hecho prácticamente imposible que Estados Unidos pueda caer en default. Cuando digo “imposible” me refiero a las catastróficas implicaciones de lo que esto podría causar. La caída de bancos como JPMorgan (con activos totales de casi 4 billones de dólares) no solo causaría una crisis económica en Estados Unidos si no en todo el mundo.

Antes de que esto pueda ocurrir, la creatividad del Departamento del Tesoro y las peregrinas soluciones de los legisladores lograrán “salvar” al país y su economía, el problema es… ¿a qué costo?

Aviso legal: el análisis contenido en este artículo es obra exclusiva de su autor, las aseveraciones realizadas no son necesariamente compartidas ni son la postura oficial de la Universidad Francisco Marroquín.

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Evelio Velasquez

Evelio Velasquez

Evelio es un economista con especialización en finanzas de la Universidad Francisco Marroquín y profesor auxiliar. Tiene experiencia en el sector de servicios y tecnologías de la información. Actualmente labora en la banca como analista de datos.

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1 Comentario

  1. Juan el 4 noviembre, 2021 a las 2:09 pm

    «Esto implica la búsqueda de una posición patrimonial más líquida para poder hacer frente a sus obligaciones más a corto plazo.» ¿Se refiere a la deuda pública como activo o a dólares en billetes?

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