La desaceleración del crecimiento prevista no se está produciendo. La economía española mantiene su inercia positiva en el primer trimestre del año y el inicio del segundo, superando nuevamente las expectativas.
La desaceleración del crecimiento prevista no se está produciendo. La economía española mantiene su inercia positiva en el primer trimestre del año y el inicio del segundo, superando nuevamente las expectativas.
Las fuertes turbulencias, las caídas bursátiles en los mercados financieros y la incertidumbre política han impactado sobre indicadores de confianza y expectativas, pero no de actividad.
En los últimos meses, sin embargo, sí observamos una aceleración en la contracción del crédito a empresas y una estabilización en la tasa de decrecimiento del crédito a familias. Mantenemos, por tanto, que el sector bancario estaría en su última fase de desapalancamiento. Esperamos una recuperación gradual de la concesión del crédito, en un entorno de paulatina mejora de la demanda de crédito solvente y de fuertes incentivos del BCE a los bancos.
En este entorno en el que el stock de crédito al sector privado sigue destruyéndose en términos interanuales, los precios mantienen su evolución a la baja, y se amplía el diferencial con la eurozona, lo que aporta a España ganancias de competitividad. El gran desequilibrio macroeconómico pendiente continúa siendo el elevado déficit público. Los indicios del comienzo de 2016 no auguran buenas noticias en este campo.