Más allá de la Línea
Hace ya meses que la atención de todos los medios de comunicación en Guatemala ha sido raptada por el último escándalo de corrupción. La estructura criminal denominada “La Línea” operaba en las aduanas del país, principalmente en Puerto Quetzal y el puerto Santo Tomas de Castilla, cobrando sobornos para poder introducir mercadería al país. Aun se investiga la probable participación del expresidente (“el uno”) y ex vicepresidenta (“la dos”) de Guatemala, y las cifras extraoficiales del monto desfalcado al fisco se estima en alrededor de mil millones de quetzales anuales. Mientras los medios dan cobertura al estado de salud, condiciones de vida, propiedad embargadas y demás nimiedades de los implicados, a lo que en realidad deberíamos estar poniendo atención es a cómo se comporta el ritmo de recaudación en las aduanas donde tenía sus operaciones principales la estructura criminal. Existen tres posibles escenarios:
- El ritmo, o tendencia, de recaudación puede permanecer igual.
- El ritmo, o tendencia, de recaudación aumenta.
- El ritmo, o tendencia, de recaudación disminuye.
- El ritmo, o tendencia, de recaudación puede permanecer igual.
Hay dos posibles interpretaciones para este escenario. A) Las operaciones de La Línea eran muy pequeñas y no tenían impacto sobre el nivel de comercio. B) La organización criminal La Línea sigue en funcionamiento con nuevos operadores.
- El ritmo, o tendencia, de recaudación aumenta.
Un aumento en el ritmo de las importaciones nos indicaría que la actividad de La Línea era nociva para la actividad comercial. Esto indicaría que en realidad había una relación jerárquica de poder, indicando que no nos encontramos frente a un caso de soborno sino más bien frente a un caso de extorsión por parte del grupo criminal hacia los importadores.
- El ritmo, o tendencia, de recaudación disminuye.
Este escenario es un caso de corrupción eficiente, la estructura criminal La Línea en realidad actuaría como lubricante de la actividad comercial. Un soborno solo tiene sentido cuando es económicamente eficiente para los actores. La gente normalmente no tiende a pagar sobornos mayores a la multa o castigo esperado, el soborno debe ser más barato que la legalidad para ser atractivo.
Recordemos que tanto la legalidad como la ilegalidad tienen un costo. En la medida que cumplir con la legalidad se va haciendo más costoso la ilegalidad se hace más rentable y atractiva. El alto costo de importar productos legalmente dado por la cantidad de trámites, cobros, tiempo de espera y discrecionalidad de los vistas, entre otras cosas son lo que hace rentable el contrabando y las estructuras criminales que se crean para organizarlo. Es probable que la actividad comercial se vea afectada negativamente por la desaparición de La Línea, pero mientras la legalidad sea tan cara surgirán nuevas estructuras criminales para llenar el vacío que el uno y la dos nos dejan.
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Ricardo Rivera
Ricardo estudió derecho en la Universidad Francisco Marroquín. Es profesor auxiliar del Centro Henry Hazlitt (UFM) en cursos de introducción a la economía y filosofía de Hayek. Además, es profesor auxiliar de la Facultad de Ciencias Económicas (UFM), en cursos de creación de escenarios de futuro, ética, argumentación y debate.
También, es profesor auxiliar de la Escuela de posgrados de la Universidad de San Carlos (USAC) en maestría de propiedad intelectual y en el curso de análisis económico del derecho. Es socio y gerente general de ALISA, el cual es un estudio jurídico especializado en derecho corporativo
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