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Venezuela ¿Un dólar paralelo al dólar paralelo?

Recientemente todos los venezolanos vimos con asombro cómo muchos usuarios se mostraban incrédulos ante la cotización de las últimas semanas del tipo de cambio de la famosa página dolartoday.

Este portal mostró durante varios días una aparente “apreciación” del bolívar con respecto al dólar, y los días posteriores dicha cotización se mantuvo “estable” por varias semanas en 200 mil bolívares por dólar.

A muchos -sobre todo los que estamos en el exterior- no nos sorprendió esta tendencia ya que en otros momentos la cotización había tenido un comportamiento similar. Sin embargo, el elemento nuevo surgió cuando muchos venezolanos –en su mayoría quienes aún se encuentran en Venezuela– manifestaron por primera vez incredulidad en cuanto a la veracidad de esa información.

Inmediatamente comenzaron a surgir nuevos portales web en los que se ofrecía “la cotización correcta” bolívar/dólar. Fue en ese momento cuando empezó a sonar en redes sociales la expresión “el dólar paralelo al dólar paralelo”. Páginas como: Dólar Bitcoin, Dólar Paralelo, Dólar AirTM, Euro Paralelo, etc., pasaron a ser rápidamente el referente para las transacciones en moneda extranjera y bolívares, y el antiguo portal dolartoday quedó prácticamente en el olvido.

¿Cómo pudo ocurrir esto? ¿Cómo es posible que los agentes económicos, sin ponerse de acuerdo de forma deliberada, estuvieran coordinados en el hecho de que un parámetro de referencia ampliamente usado ya no reflejaba información correcta y decidieran moverse voluntariamente hacia otros?

Para comenzar a entender bien este fenómeno es necesario precisar ciertas características de las hiperinflaciones. La primera y más evidente (más allá de una métrica sobre en qué porcentaje varían los precios en un mes), es observar cómo se comporta la oferta de dinero en relación al aumento de precios. Cuando la inflación es moderada, el stock de dinero crece por encima de la tasa de inflación, pero cuando estamos en presencia de una hiperinflación esta situación se invierte, es decir vemos un incremento muy acelerado de la inflación en relación al ritmo al que crece el dinero en circulación, incluso en las últimas etapas de la hiperinflación vemos como el stock de dinero real más bien cae o se vuelve negativo en relación al aumento de los precios. Es por este fenómeno que una de las principales características de la hiperinflación es la llamada “escasez de dinero”, ya que la expectativa de aumento en los precios por parte de los agentes económicos es mucho mayor a la velocidad con la que puede crecer la oferta de dinero.

Dicho esto, pasaremos a otra característica de una hiperinflación: la variación en el tipo de cambio con respecto a la variación en los precios. En una inflación moderada, generalmente el tipo de cambio se adelanta al aumento de precios, lo que quiere decir que el tipo de cambio aumenta más rápido y en mayor medida en relación al aumento de los precios a nivel interno. Es por esto, que en inflaciones moderadas el poder de compra del dinero internamente es mayor a si se indexaran los precios al tipo de cambio de mercado, o en palabras más simples, esa es la explicación del porqué hasta hace poco usted podía comprar con 5 dólares muchos más bienes y servicios en Venezuela en comparación a lo que puede comprar con esos mismos 5 dólares en otro país.

Sin embargo, en una hiperinflación esta relación también se invierte, es decir la inflación se adelanta al tipo de cambio. Esto quiere decir que la percepción por parte de los agentes económicos en cuanto al aumento de los precios a nivel interno es mucho mayor al aumento del tipo de cambio[1]. Esto puede explicar perfectamente el hecho de que muchas personas se hayan mostrado incrédulas ante la cotización “estable” del bolívar en relación al dólar que reflejó el portal dolartoday durante varias semanas, y hayan decidido usar otros portales como parámetros más confiables del tipo de cambio. O simplemente se puede interpretar como que los precios aumentan de forma tan acelerada que los agentes económicos van a elegir racionalmente siempre la cotización más alta del tipo de cambio para hacer transacciones, ya que (según su percepción y expectativas) sería la que mejor se ajusta a la pérdida de poder adquisitivo de la moneda.

Así pues, ante la proliferación de portales web que estiman el tipo de cambio en Venezuela en las últimas semanas, sólo queda esperar que en los próximos días comience a haber alguna convergencia hacia un precio más o menos similar, que refleje de mejor forma la percepción del comportamiento de los precios por parte de los agentes económicos.

El hecho de que esto ocurriera sólo confirma un síntoma más de algo que es más que conocido. Venezuela se encuentra en una grave hiperinflación, principalmente causada por un enorme déficit producto de un gasto público exorbitante. Ante este hecho, las opciones no son muchas. Si no hay de inmediato una rectificación monetaria y un ajuste agresivo del gasto así como del déficit público por parte del gobierno venezolano comenzaremos a ver –o no sabemos si ya está ocurriendo– la adopción de un nuevo medio de pago por parte de las personas, o en palabras más simples una sustitución de la moneda mala. Esto se conoce como la Ley de Thiers, que quiere decir básicamente repudio al mal dinero: el dinero bueno saca al dinero malo de circulación.

Así pues, la vía más idónea que tiene Venezuela para salir de la crisis económica es sustituir cuanto antes el mal dinero por uno bueno, o por lo menos por lo que más se parezca a un buen dinero. Adoptar  el dólar podría ser una solución viable, teniendo en cuenta que al día de hoy muchas de las transacciones ya se hacen en esa moneda. Significaría poner fin al círculo vicioso en el que nos ha tenido atrapados por décadas el banco central, además de comenzar a sanear las finanzas públicas y la economía en general. En pocas palabras nuestra recuperación pasa necesariamente por maniatar al banco central en cuanto al control de la emisión monetaria, que si a ver vamos esto no tendría nada de malo dado que su desempeño en las últimas cinco décadas deja mucho que desear.

Mientras muchos intelectuales –incluso de “oposición”– se empeñan en decir que la dolarización no es más que un “espejismo” y que no es una salida a la crisis económica, la realidad es que millones de personas se encuentran sufriendo y decenas de miles muriendo por desnutrición y falta de medicinas, y si bien dolarizar no hará desaparecer de la noche a la mañana esos problemas, sí nos acercará en el corto plazo a una estabilización que mientras más pronto ocurra, significará que menos personas perezcan.

 

[1] BERNHOLZ, Peter. “Monetary regimes and Inflation: History, Economic and Political Relationships”. Edward Elgar, Cheltenham, UK. Northamptom, MA, USA, 2003.

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Andrea Martinez de Alvarado

Andrea Martinez de Alvarado

Andrea Martínez tiene estudios en Economía con especialización en Finanzas de la Universidad Francisco Marroquín. Es profesora auxiliar del Centro Henry Hazlitt en las asignaturas Proceso Económico I, II y III; Ética de la libertad y Filosofía de Hayek. Ha sido conferencista en seminarios internacionales de la Association of Private Enterprise Education.

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