Banco de México: pan para hoy, hambre para mañana
En abril de 2017 el Banco de México entregó al gobierno federal una cifra sin precedentes: la suma de 321,653 miles de millones de pesos mexicanos producto de su remanente operativo. ¿Cuánto es eso? El equivalente al 1.7% del PIB mexicano (o al 25% del PIB de Guatemala) y el equivalente al 22% de los ingresos presupuestarios el gobierno mexicano.
¿Qué es el remanente de operación del Banxico?
Prácticamente la totalidad de las ganancias del Banxico resultan de la apreciación en el valor en pesos mexicanos de las reservas de divisas que tiene el Banxico. A comienzos del 2016 el Banco de México tenía 176,736 miles de millones de dólares de reservas. Al final de 2016 tenía casi la misma cifra en reservas. Sin embargo, en enero, el peso cotizaba a 17.35 por dólar y en diciembre a 20.62 pesos por dólar.
En total, el peso mexicano se depreció un 19% en el 2016 y ello trajo como consecuencia que el valor de las reservas de divisas del Banxico le reportaran una ganancia de 582.8 miles de millones de pesos. De esta ganancia el Banxico transfirió la cifra mencionada en el primer párrafo al gobierno federal mexicano, transferencia que está obligado a efectuar por el artículo 55 de la Ley del Banxico a más tardar en abril de cada año.
Una bendición para las finanzas públicas
Este “regalo” que recibió el gobierno central le vino como anillo al dedo a un gobierno que ha anunciado un timorato plan de consolidación fiscal. Recordemos que de comienzos de 2013 a finales de 2016, la deuda pública mexicana pasó de 5202.77 miles de millones de pesos a 8657.62 miles de millones de pesos.
Por disposición legal, el 70% del remanente operacional que el Banxico entregó al gobierno mexicano debe destinarse a pago de deuda. Sin duda una ayuda que cayó prácticamente del cielo y gracias al pánico que causó para el peso la victoria de Donald Trump en noviembre del año pasado.
Pero, ¿seguirá ganando el Banxico?
¿Qué pasará ahora que el peso se está apreciando frente al dólar? Si repasamos los resultados que ha obtenido el Banxico de la valuación de sus reservas de divisas como consecuencia de la variación en el tipo de cambio, encontramos que en el primer trimestre de 2017 el Banxico perdió 310,911 miles de millones de pesos. Es decir, solo en el primer trimestre del año perdió el 53% de lo que ganó en 2016. No hay razones para decir que el Banxico esté quebrando, pero sí está descapitalizándose.
¿Qué esperar para fin de año?
Todo dependerá de la tendencia que siga el peso mexicano frente al dólar. Los expertos no esperan una apreciación demasiado fuerte en lo que resta del año. La elevada tasa de inflación tampoco hacer pensar que el peso pueda apreciarse demasiado. Lo que es un hecho es que el Banxico reportará pérdidas operacionales este año y el gobierno mexicano ya no tendrá otro “regalito” en 2018 para abonar a la deuda pública. Tendrán que ajustarse el cinturón si quieren reducir el elevadísimo nivel de deuda pública que tienen.
AVISO: el análisis contenido en este artículo es obra exclusiva de su autor, las aseveraciones realizadas no son necesariamente compartidas ni son la postura oficial de la Universidad Francisco Marroquín.
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Edgar Ortiz
Edgar Ortiz es licenciado en derecho por la Universidad Francisco Marroquín. Es máster en economía de la escuela austríaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES). Es profesor de economía en la Universidad Francisco Marroquín, además es analista en temas de coyuntura en Canal Antigua. Ejerce como abogado asociado en Estudio Jurídico Rivera.
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Se me hace una incongruencia que nuestras reservas estén en dólares y nuestra moneda en pesos. Si tanto daña que se aprecie el peso (y también daña que se deprecie, aunque digan que no, pues los precios de todo lo importado, que es mucho, se incrementan sustancialmente) entonces ¿porqué o para qué tenerlas en dólares? Se entiende que parte de la finalidad del Banco de México es tener una moneda fuerte; vamos, se le cuida y se le ha rescatado; pero cuando se aprecia resulta que es malo. Porqué no entonces dolarizar nuestra economía, o si tanto es el problema que se aprecie, programar una depreciación continua del peso y así todos sabemos a qué le tiramos.